La fuerza de ser coherente entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones es enorme. Muchas veces nos quejamos porque las cosas no se nos dan, o porque trabajamos con la ley de atracción, pero no vemos resultados, y puede ser que te esté pasando que estés siendo incoherente y por eso tienes confundido al universo o tal vez tú no sabes bien que es lo que quieres.
¿Qué es ser coherente?
Ser personas coherentes, significa que nuestras acciones, pensamientos y sentimientos tengan una relación entre sí. Es decir, que sean consecuentes unos con otros.
A simple vista pareciera que esto fuera algo normal y común entre las personas.
Podríamos pensar que, es normal que las acciones de las personas que conocemos son coherentes con lo que piensan, pero no es así; por el contrario, vivimos en una sociedad que se comporta pensando en proyectar una imagen que quiere transmitir, es decir, de acuerdo con lo que quieren que los demás piensen de ellos, pero esto no se corresponde precisamente con los verdaderos sentimientos.
Para entenderlo mejor, podemos tomar como ejemplo las fotografías, existen 2 tipos de fotografías: en las que posamos para la foto y las que son totalmente espontáneas.
Cuando vemos una foto en la que sus protagonistas han posado para ella, seguramente puede ser muy bonita y todo el mundo verse aparentemente feliz, pero la foto no refleja el verdadero momento por el que están pasando las personas en su interior y tampoco produce mucha atracción por muy buena que sea la foto.
Mientras que cuando vemos una foto espontánea, quedamos cautivados por la sinceridad de su mensaje, sin importar las emociones que este trasmitiendo el protagonista.
Y es fácil darnos cuenta de si es una foto auténticamente espontánea o solo una pose, no necesitamos preguntárselo a nadie.
Pasa lo mismo cuando actuamos en coherencia con nuestros sentimientos, somos auténticos y eso se nota, al igual que si hacemos lo contrario.
¿Por qué ser coherentes?
El simple hecho de ser coherentes o fieles a nuestra palabra y a nuestros sentimientos, o no serlo, nos puede afectar en muchos aspectos de nuestra vida.
La coherencia y la ley de atracción
Cuando hacemos un pedido al universo, ya sea dinero, salud, un carro nuevo, etcétera, estamos lanzando ese deseo con sentimientos y palabras escritas o habladas al universo.
Pero si luego de hacer nuestros decretos o afirmaciones, hablamos con nuestros amigos a familiares o incluso con nosotros mismos con palabras de pobreza, de baja vibración o de inseguridad, entonces, el universo se confunde y lo que pediste durante tus ejercicios pierde fuerza y poder, y muy seguramente no se manifestará.
Ser coherentes ante los demás
Aunque algunas personas tienen un sentido de intuición muy desarrollado y otras no tanto, todas las personas pueden notar hasta cierto punto cuando una persona está siendo coherente con sigo misma o cuando se está comportando de manera falsa, como en el ejemplo de la foto.
Actuar con coherencia transmite un alto nivel de confianza de los demás hacia nosotros, así no necesariamente estén de acuerdo con nosotros en todo.
Ser coherente, hace que seas confiable para los demás y esto te abrirá muchas puertas y oportunidades.
Ser coherente con nosotros mismos
Ser coherente también es cuando nosotros somos fieles a nuestras palabras, por ejemplo, cuando nos decimos: voy a alimentarme sanamente y a disminuir las grasas y azúcares de mi dieta y lo hacemos; se va fortaleciendo en nosotros una gran fuerza, seguridad, confianza y poder.
Cada vez que nos proponemos o decimos algo y lo cumplimos, estamos siendo coherentes, y nuestra confianza en nosotros mismos se va robusteciendo, ayudándonos a lograr cualquier cosa que nos propongamos en la vida.
Ahora si, por el contrario, cada vez que nos proponemos algo, encontramos una excusa para dejarlo para después y olvidarlo, entonces, nuestra autoestima y confianza se va a ver muy deteriorada; cada vez nos sentiremos menos capaces, y lo peor, es que nos acostumbramos a ello, a no salir de nuestra zona de confort sin importar que no estemos siendo coherentes con nuestros verdaderos deseos.
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