En muchos países estamos viviendo un aislamiento social sin precedentes, lo cual no solo nos reta a nivel emocional y físico sino también a nivel psicológico.
Podemos tener el control de nuestros pensamientos dominantes durante la cuarentena y sacar provecho de ello, o podemos permitir que la mente indisciplinada haga lo suyo y nos conduzca por el camino de la desolación, amargura, agresividad y depresión con consecuencias negativas insospechadas en cualquier aspecto de nuestra vida.
Todos de alguna forma, tenemos un ritmo de vida que es la consecuencia de lo que hemos venido construyendo por muchos años; nuestro trabajo, estudio, reuniones sociales, encuentros deportivos, entretenimiento, etcétera.
Todo ello es parte de un ritmo de vida que en cierta forma hemos construido o admitido en nuestra rutina diaria y al cual estamos acostumbrados.
Cuando sucede algo extraordinario, generalmente una calamidad en la vida de una persona, como una enfermedad grave o un accidente, esta cotidianidad cambia abruptamente y nos pone en una situación donde todo esto pasa a un segundo plano y lo más importante es superar dicha calamidad. A la vez está etapa difícil generalmente nos hace replantearnos la forma en cómo estamos haciendo las cosas, la vida que llevamos y nuestras relaciones.
Una persona que supera una enfermedad grave no vuelve a ser la misma después de su sanación, porque ha cambiado el enfoque y el valor que le da a todo.
Después de esto cualquier persona aprecia más la vida, la familia, las cosas que ama hacer y el tiempo.
Pensamientos durante la cuarentena
Una realidad que nos obliga a parar, a ralentizarnos, a la calma y la introspección, a la observación de nosotros mismos.
La vida en sí es movimiento y ciclos, debemos aprender a observar esos ciclos para movernos en armonía con la música que la vida nos va tocando.
Si en este momento en que la vida nos obliga a parar la gran mayoría de nuestras actividades, nuestras mentes están en estado de resistencia o agitadas con pensamientos de rabia, miedo o desesperación, entonces entraremos en un conflicto cada vez mayor. El caos se manifestará irremediablemente en nuestras vidas.
Si, por el contrario, somos capaces de comprender que a pesar de lo que suceda a nuestro alrededor, sin necesidad de ignorarlo, podemos decidir vivir este momento desde un estado más elevado y acorde con el ritmo que la vida nos propone, podemos sacar algo muy positivo y tener un gran crecimiento y fortalecimiento mental y espiritual.
Todas las crisis son oportunidades y esta no es la excepción. Es momento de ir despacio, de respirar suave y profundo, de mirarnos hacia adentro, de pensar y evaluar nuestra vida, de meditar, de amar, de compartir así sea en la distancia, de dejarnos llevar y no resistirnos.
Resistirnos a lo que está pasando en este momento con miedos, con críticas a las medidas tomadas, al encierro, a la soledad, a la situación financiera, etcétera; se traducirá en mayor dolor.
La mejor manera de pasar por este momento de cuarentena y distanciamiento social sin que nos afecte negativamente mental y físicamente es mantenernos lo más alejados posibles de la saturación de información negativa, buscar ocupar la mente y el tiempo en cosas agradables, saludables y positivas, aprender cosas nuevas y dejarnos fluir.
Es evidente que una gran energía se está moviendo en el mundo y nos está moviendo con ella, nos afecta a todos, si te mantienes en equilibrio, en el centro del huracán, podrás salir ileso.
Todos tenemos libre albedrío y podemos elegir como queremos vivir esto, lo que decidas está bien porque es parte de la evolución.
Este es el momento de conectarnos con nuestro yo superior y hacernos grandes, de tener coraje para fortalecernos mental y espiritualmente; las demás cosas incluida la abundancia, vendrán por añadidura.
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